Ver la televisión es una de las cosas que más puede estropear una dieta, y no por las horas que pasan sentado, sino porque comer y ver la tele son dos cosas que van de la mano en muchas ocasiones. Y lo peor, es que se come sin que uno de pare a pensar ni qué ni cuánto.

Tanto si quieres perder peso como si quieres mantener la línea, deberías cuidar lo que comes delante del televisor. ¿Quieres saber cómo?  A continuación te damos unos cuantos trucos.

3 consejos para comer menos mientras ves la tele

No hace falta que dejes de comer en absoluto. Simplemente debes tener cuidado con algunas cosas. VAmos a ver cuáles.

1. – No comas de una bolsa o un bol grande

Abrir una bolsa de patatas o palomitas o colocar su contenido en un bol tipo ensaladera para ir comiendo mientras ves un partido o una película es la forma más sencilla de consumir cientos de calorías de una sentada y sin darte cuenta. Para controlar lo que comes, es mejor tener un plato o bol pequeño para cada uno y, si acaso, rellenarlo. De esa manera serás más consciente de lo que comes.

2. – Planea alimentos ligeros de relleno

¿A quién vamos a engañar? Las patatas fritas, las palomitas, los fritos… son esas las cosas que nos gusta comer cuando vemos la tele. Para aligerar un poco, podemos planear llevar a la mesa otros alimentos más ligeros que nos ayuden a refrescar y saciarnos sin consumir tantas calorías y, sobre todo, tantas grasas. Pueden ser dips vegetales para untar en salsas ligeras, frutas frescas partidas y preparadas para picar sin esfuerzo, etc.

3. – Selecciona bien las bebidas

Las bebidas edulcoradas suelen tener muchísimas calorías, ya sea bebidas carbonatadas, bebidas de frutas, etc. Para evitar añadir más calorías procura elegir refrescos sin azúcares añadidos, reducir el alcohol (cada gramo de alcohol supone 7 calorías) y ten siempre agua a mano.

Consideraciones finales

Todos los resultados conseguidos en un mes de control, ejercicio e incluso privaciones puede pueden echarse a perder por lo que comemos en un solo partido o película. Controlar un poco lo que comemos merece la pena, y sin necesidad de sacrificios.