En el artículo anterior vimos algunos de los comportamientos tóxicos que hacen que las personas se alejen de aquellas que los manifiestan.  Hablamos de comportamientos como envidiar a los demás, tomarlo todo como algo personal, actuar con victimismo, acumular dolor y pérdida, el pensamiento negativo obsesivo y de la falta de control emocional.

En este artículo seguiremos explorando algunos comportamientos tóxicos más que envenenan y enrarecen las relaciones humanas.

Comportamientos tóxicos más comunes: Segunda parte

Hacer juicios superficiales por los demás

No se debe juzgar a una persona solo por lo que aparenta. Lo que se ve, muchas veces, es solo una parte, o lo que esa persona desea mostrar, o incluso lo que las circunstancias le obligan a hacer. Enjuiciar a esa persona de forma superficial no te va a traer nada bueno. Seguramente esa persona esté sufriendo en su interior, y no necesita (ni va a querer soportar) el castigo que le infrinjas con tu juicio y comportamiento consecuente. Lo que esas personas necesitan es ayuda (de la de verdad). Si no puedes ofrecerle lo que necesitan, simplemente déjala en paz.

Crueldad

La crueldad, entendida como falta de empatía y compasión, es uno de los comportamientos más tóxicos, y también de lso más extendidos e interiorizados por la sociedad. La gente es devastadoramente cruel e hiriente a otros simplemente cuando siente que puede hacerlo, sobre todo si puede escudarse en el anonimato o, peor aún, en un grupo.  Pero es necesario profundizar y buscar compasión en el fondo del corazón, y darse cuenta de que estamos todos juntos en el mismo barco.

Hacer trampas y atajos morales

El engaño es una opción, no un error ni una excusa. Pero podemos inventarnos trampas y atajos morales que nos ayuden a justificarnos ante los demás. Pero no todo el mundo lo entiende igual, y no nos damos cuentas de lo absurdo, egoísta y superficial que resulta esta forma de actuar. A la larga, la gente no quiere estar con este tipo de personas, porque esa actitud no les inspira confianza. Así que sé honesto contigo mismo y con todos los demás y haz lo correcto. La integridad es la esencia de todo éxito, incluido el éxito de las relaciones personales.

Ocultar cómo uno es

La gente no puede conectar contigo si estás constantemente ocultándote de ellos y de ti mismo, y mostrando una personalidad falsa. Cada uno tiene su propia luz para brillar y unos objetivos en la vida,  que no por se diferentes no son dignos de respeto.  Sé quien eres y no te niegues a ti mismo.

Necesidad de validación constante

Las personas que constantemente se esfuerzan por se validados por los demás agotan a los que están con ellos. Son esas personas que necesitas estar constantemente demostrando su valía y que constantemente buscan retroalimentación a su alrededor. Esas personas deben comprender que lo que importa está más allá, y que no se trata de lo que se hace en ese momento, sino de todo un proceso que debe responder a objetivos internos, que es más importante lo que uno piensa de sí mismo que lo que piensan los demás, que no se puede obligar a los demás a arrastrar la pesada carga de motivar y retroalimentar al otro porque no es capaz de motivarse y analizarse él mismo.

Ser un perfeccionista obsesivo

La búsqueda de la perfección puede convertirnos en personas tercas y obsesionadas, y que nos olvidemos de lo que verdaderamente importa, más allá de la estética o las apariencias.  El problema es que la perfección no existe en un estado estático, porque la vida es un viaje continuo, en constante evolución y cambio. Por lo tanto, no te obsesiones con ello, abre tu mente y se paciente. La imperfección también puede tener su atractivo.

Consideraciones finales

Haciendo alusión al último punto, tal vez no podamos ser perfectos, pero sí que podemos intentarlo y aprender a identificar todo estos comportamientos tóxicos para poder mantener relaciones saludables con los demás. Además, aprender esto nos permitirá ayudar a nuestros amigos a hacerlo también, de modo que las relaciones mejoren y, en los casos de la gente que acabamos de conocer, valorar qué tipo de relaciones nos interesa afianzar y cuáles no.